Como es sabido, Macondo es el poblado ficticio de la novela Cien años de Soledad y de otras narraciones del escritor colombiano Gabriel García Márquez, galardonado con el premio Nobel, y máximo exponente del realismo mágico. Una narrativa, que suele definirse por el impulso de ahondar en la realidad a través de lo mágico que hay en ella. Siendo en esta línea en la que se inscribe el libro de Juan Clemente Sánchez, “La Rebelión del Olvido” .
PORTADA PRIMERA EDICION "LA REBELION DEL OLVIDO" |
Con este motivo, el 22 de noviembre acudimos a la presentación de la segunda edición de esta novela, en el Teatro Duque, perteneciente a CCOO. Además de novelista y poeta, Juan Clemente Sánchez es compañero del sindicato provincial de CCOO de Sevilla. Por mi parte, decir que tengo las dos ediciones.
“La Rebelión del Olvido” , fue publicada hace casi 15 años, y ésta segunda ha sido reproducida por la editorial Aconcagua. Con la novedad de incorporar un pequeño prólogo del narrador Antonio Rodríguez Almodóvar, y la aportación de dos poetas, la introducción del Pedro Ibáñez Lérida y un epílogo del veterano Francisco Vélez Nieto.
La presentación fue amenizada por Antonio, un joven organista, que tocó varias piezas musicales, todas muy aplaudidas. Y en la mesa junto al autor y los dos poetas mencionados, intervino Alfonso Vidán, secretario general de CCOO-Sevilla.
Francisco Vélez Nieto, ex dirigente del PSOE y de la UGT que fue, con sus ochenta y pico años, puso de manifiesto que la temática y el escenario de “La Rebelión del Olvido” no le eran ajenos, y refirió algunas anécdotas tragicómicas de la tremenda pobreza de los vencidos y la larga posguerra que le tocó vivir.
Subrayó que Juan Clemente, siendo de una generación posterior, pues nació en 1960, y un autor claramente comprometido con la izquierda política y social, no hacía en su obra propaganda de partido. O sea, que no hacía el denostado realismo socialista.
La primera edición de “La Rebelión del Olvido” sirvió de material testimonial a la obra "El Canal de los Presos (1940-1962). Trabajo forzado: de la represión política a la explotación económica", (publicado en 2004), y con varias ediciones en su haber.
Habitantes del poblado del Cerro, familiares de operarios del Canal de los Presos.
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Y eso, porque la barriada sevillana de Valdezorras, donde vivió Juan Clemente su niñez y que llama en su ficción el Valle de Miraflores, fue en su origen un poblado de chozas creado por las familias de los presos que hicieron el Canal del Bajo Guadalquivir. Cada día de trabajo del preso-esclavo equivalía a 3 días de condena.
El Canal de los Presos, en su tiempo la mayor obra hidráulica, con 170 kilómetros de longitud, pretendía regar 56 mil hectáreas entre Sevilla y Cádiz, y a beneficio de los terratenientes; actualmente riega 80 mil Ha.
Digamos que en 2014, El Canal fue declarado lugar de memoria por la Junta de Andalucía, y algunos municipios como los de Dos Hermanas y Rinconada erigieron un recuerdo a los presos esclavos y libertos que lo hicieron posible.
Valdezorras no fue, por supuesto, el único lugar de la periferia de la capital sevillana en el que se asentaron las familias de los presos. Bellavista y Torreblanca de los Caños fueron núcleos importantes, y en la provincia lo fueron El Quintillo y Los Merinales (Dos Hermanas), y El Palmar de Troya (Utrera).
Pero hasta ahora, Valdezorras, gracias a Juan Clemente, es el único Macondo del Canal.
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