Europa
no es la Unión Europea ni la Zona Euro, por mucho que los mandamases
de Bruselas se empeñen en lo contrario. Pretenden imponer con ello
la falacia de que hay que estar en la Zona Euro para ser europeístas.
Y borrar de paso el antagonismo entre la Europa del capital y la
Europa de los trabajadores. Pero la Zona Euro no es la Unión
Europea (UE); hay países que pertenecen a la UE y no a la Zona Euro,
caso de Gran Bretaña, Suecia, Polonia, y otros que ni pertenecen a
la UE, caso de Suiza y Noruega, por no hablar de Rusia.
El
debate sobre la salida del euro, se ha puesto en primer plano con la
gran recesión que atravesamos desde 2007 y en particular con la
crisis griega. Y hasta algunos entendidos en la materia afirman que
"las instituciones globalistas como el FMI están
haciendo todo lo posible para crear un desastre financiero en la
UE". Y en este asunto no hay que olvidar a los otros dos socios
de la Troika, el Banco Central Europeo y la Comisión Europea, ni a
las burguesías capitalistas de los países europeos respectivos,
representadas por los partidos de la derecha y sus hipócritas
pantomimas en primer lugar.
Según
esos partidos, e incluso para el centro izquierda, la ruina económica
la traen las izquierdas reformistas que ganan las elecciones, caso de
Grecia, y no las derechas corruptas y gansteriles que falsean las
cuentas y declaran la fuga de capitales al extranjero y a los
paraísos fiscales. Precisamente un punto sobre el que las derechas
tan "patrióticas" suelen mantener el más sepulcral de
los silencios.
Así,
pues, en la izquierda europea hay un debate entre los partidarios de
la salida del euro y los que piensan que no, un debate en el que se
trata de convencer a los amigos y vencer al enemigo. Y hacerlo por
este orden, con un debate expansivo, sin caer en la tentación de
consumirse en la propia salsa, sino involucrando a la gente en la
clarificación de todos los asuntos.
En
los argumentos que se han dado a favor de la salida del euro, al hilo
de la crisis griega, cabe mencionar a tres economistas, el francés
Jacques Sapir, el alemán Oskar Lafontaine, y el griego CostasLapavitsas.
A
decir del primero, con el euro no se sale del austericidio, por lo
que Sapir considera que el desmantelamiento de la zona euro es una
tarea prioritaria. También Oskar Lafontaine, conocido dirigente de
la socialdemocracia alemana en su tiempo, y miembro actual del
partido Die Linke, apuesta por la "reconversión escalonada
hacia un sistema europeo de monedas" que tenga en cuenta las
experiencias acontecida con el euro. En su artículo "¿Qué
podemos aprender del chantaje al Gobierno de Syriza?" se refiere
a la transición que sería necesaria para que Grecia volviera a su
moneda nacional, y cómo la izquierda no solo debe tener ese plan en
cartera, sino combatir el mantra de que "si muere el euro,
entonces muere Europa".
Finalmente,
Costas Lapavitsas, profesor de economía, diputado de Syriza y
actualmente en las filas de la nueva formación Unidad Popular, ha
señalado el camino a seguir en la transición a una moneda nacional
propia, en cuanto herramienta indispensable para la reforma
económica, y las medidas de creación de banca pública,
nacionalización de los sectores económicos estratégicos, y toda
una serie de correctivos estructurales adicionales y de política
económica que con el euro son imposibles. Tales como poner freno al
desempleo, a la desindustrialización y a los recortes sociales y de
salarios y pensiones. (En la próxima, veremos los argumentos que se
oponen a la salida del euro).
Fdo:
Encarna Ruiz Galacho
No hay comentarios:
Publicar un comentario