jueves, 10 de septiembre de 2015

CON EL EURO, EL CASO DE GRECIA Y ALGO DE LO DEMAS.


La mayoría de la izquierda europea ha sido partidaria de la moneda común, el Euro, y su vinculación a la Unión Europea, con la que se esgrimía haber alcanzado paz y prosperidad duradera. Se rechazaba con ello el retorno a las monedas nacionales y por tanto a las limitaciones del Estado nacional, a la par que en el marco de la Unidad Económica y Monetaria se hacían los reclamos para librar la batalla contra las políticas neoliberales dominantes. Y así, hasta que el impacto de la Gran Recesión desde 2008, en los países del Sur de Europa, en general, y en particular ante la crisis griega, puso a cavilar sobre el sistema oligárquico del Euro.




Y como los incondicionales del Euro separan los efectos de las causas,  lo mismo afirman compadecerse mucho del sufrimiento del pueblo griego, de la crisis humanitaria de Grecia, que no por ello dejan de repetir el mantra conservador de que "salirse del euro es lo peor".


Se recordará, por ello, que la coalición griega de Syriza, que decía ser de izquierda "radical", ganó las elecciones diciendo que iba a poner fin a los dictados de la Troika, sin salirse del Euro, pues tal era la voluntad del pueblo griego. Por lo visto, los griegos y los demás países del Sur de Europa relacionaban el Euro con el recuerdo de la prosperidad que antaño le aportaron los "fondos" económicos estructurales europeos.

Los griegos se resistían a vincular el Euro con el expolio de los bienes nacionales,la dureza de la crisis económica, y  los dos "rescates" impuestos por la Troika; ya que ante el tercer "rescate" capituló el Gobierno de Syriza, y su Primer Ministro Alexis Tsipras, pese a que sin salirse del euro, había medidas audaces tomar. Según Eric Toussaint: "hubiera bastado con suspender el pago de la deuda y tomar el control de los bancos, controlar el movimiento de capitales, y llegar incluso a la creación de una moneda complementaria".


EricToussaint es el coordinador científico de la auditoria que está realizando la Comisión de la Verdad sobre la Deuda Griega; esta Comisión -creada el pasado mes de abril por la presidenta del Parlamento griego- reveló que el crecimiento de la deuda no fue debido al gasto público, del todo inferior al de los países de la eurozona, sino al pago de intereses de la deuda extremadamente altos, a los gastos militares y el desequilibrio internacional generado por el diseño del Euro.
Pero el Gobierno de Syriza ni siquiera tomó el control del Banco Central de Grecia, con lo cual éste siguió dirigido por el personaje nombrado por el gobierno anterior de la derecha griega. Luego, a resultas del triunfo del NO en el referéndum del 5 de julio, cuando se suponía que se iba a corregir la ambigüedad, ante un mandato popular inequívoco, el ministro Varufakis trató de forzar la situación, planteando la nacionalización de los bancos y la intervención del Banco Central de Grecia, pero la respuesta de Tsipras fue su destitución inmediata.




En su artículo "El error de Tsipras", publicado a finales del mes de julio, Perry Anderson destacaba, entre otros puntos,  los fallos de Syriza en la negociación con la Troika, puesto que su sumisión al Euro le impidió poner en marcha algunas de las bazas más eficaces: tal como un Plan B de impago organizado de la deuda, y proponerse incluso la retirada de Grecia de la OTAN, haciendo valer la posición geoestratégica de este país, a la que EEUU con bases militares en suelo griego es de lo más "sensible".

En estos días se ha sabido que EEUU pidió a Grecia que no autorizara en su espacio aéreo el paso de los aviones rusos que se dirigen a Siria con ayuda humanitaria. Y esto porque el Euro y el Imperialismo van de la mano.




                                                                               Fdo : Encarna Ruiz Galacho



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