El
3 de abril de 1979 tuvieron lugar los primeros comicios locales del
posfranquismo. Hubo que esperar al referéndum de la Constitución monárquica (diciembre de 1978), para recorrer así el
camino inverso del que, en abril de 1931, condujo a la II República.
Las
derechas y por ello el partido gobernante, Unión de Centro Democrático (UCD), temían
al voto de las grandes ciudades, ya penalizadas en la ley electoral, por un
lado, y con el retraso de los comicios locales, por otro. En este caso, la
jugada de UCD fue, la de convocar elecciones por partida doble, primero, las
legislativas el 1 de marzo y las locales después, el 3 de abril, a fin de que
las primeras neutralizaran a las segundas. Pero la supuesta astucia le saldría
mal en las dos consultas.
En
las legislativas de 1979, UCD sacó el 34,84% de los sufragios, con lo que
apenas mejoró los resultados del 15-J de 1977 (34,44%), logrando 2 escaños
más; el PSOE obtuvo tan solo poco más
de un punto ( 30,40%) y 3 diputados más,
pues dos años antes había sacado el 29,32%;
mientras el Partido Comunista de España (PCE) que en 1977 había obtenido
el 9,37% y 19 escaños ganó algo más de un punto y 23 diputados. Aunque a los que les fue rematadamente mal
fue a los neofranquistas de Alianza Popular, ahora denominados Coalición
Democrática, que bajaron del 8,2 al 6,05 por ciento. En consecuencia, los
resultados de los grandes partidos apenas se modificaron, tal como preveía la
dirección del PCE, nada partidario de la convocatoria de las legislativas del 1
de marzo. En cambio, lo que sí resultó sorprendente en aquellos comicios fue la
triunfante irrupción de los partidos regionales y nacionalistas, deseosos de
copar la España de las Autonomías.
En
esa tesitura, las expectativas de los comicios locales del 3 de abril
tropezaron con una baja participación, el 62,5%, una de las menores, y con
resultados electorales nada asombrosos. UCD, el partido que las había estado
retrasando, volvió a ser el partido más votado, con el 31,46%, tres puntos por debajo de los obtenidos en
las legislativas; el PSOE, con el 28%
también perdió dos puntos, si bien en comunidades como Madrid y Valencia obtuvo el 39,39% y el
35,55% respectivamente, pero no llegó al 20% ni en Euskadi, Galicia y Canarias. En cambio, los comunistas del PCE y
los comunistas catalanes (PSUC) lograron
2.139.603 votos en el conjunto nacional , equivalente al 12,83%, siendo
sus mejores resultados regionales los de Cataluña (20,25%), y Andalucía
(17,69%.)
A
la vista de lo cual e inmediatamente
después de los comicios, el pacto municipal
de PSOE y PCE se encargó de reducir drásticamente los resultados de UCD, que
solo logró retener la alcaldía en 24
ciudades, y de ellas 20 capitales de provincias. El pacto, de izquierdas firmado
el 18 de abril y abierto a otros aliados, permitió gobernar más del 70% de las ciudades,
siendo el PSOE su principal beneficiario, que obtuvo la alcaldía de 23
capitales de provincia, encabezadas por Madrid y Barcelona, y de numerosas diputaciones provinciales.
Todo un poder institucional que le serviría de trampolín para dar 3 años
después el salto al gobierno autonómico de Andalucía y al gobierno central, en
octubre de 1982.
Firmado:
Encarna Ruiz Galacho
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