La
"unidad de la izquierda" fue promovida por el Partido
Comunista de España (PCE),en cuanto alianza PCE-PSOE, desde los
comicios locales de 1979, y tras los cuales fue suscrito el "pacto
de izquierda". Con este pacto , el partido gobernante Unión de
Centro Democrático (UCD), que había ganado los comicios en términos
generales, vio reducido el triunfo a la mínima expresión. Si bien
de los dos socios del pacto, el más beneficiado fue el PSOE, que
obtuvo mucho poder institucional y con éste el escaparate idóneo de
alcaldías y diputaciones provinciales para mostrar a los poderes
fácticos que el socialismo hispano no tenía nada de lobo feroz.
Añádase a lo cual la expansión del PSOE y su filial UGT en el área
rural, tan importante en regiones de nutrido proletariado agrícola
como Andalucía. (Una región que con el Estado de las Autonomías
puso en valor su equivalencia a algunos Estados europeos,
territorialmente hablando).
La
gestación de la "unidad de la izquierda" ocurrió, por
tanto, bajo la batuta del secretario general del PCE, Santiago
Carrillo, "un genio de la táctica", según
sus fervorosos partidarios, y un chapucero tacticista para sus
detractores. Pero a lo que vamos, porque la política de "unidad
de la izquierda" no solo ha sido inseparable del PCE sino de la
propia Izquierda Unida (IU), con la que se pensó darle la
alternativa, a mediados de los años 80. Y prueba de lo cual es que
las disensiones en IU casi siempre tuvieron que ver con la
persistencia de la relación con el PSOE y de este último como
referente del voto útil de la izquierda. Y
así hasta nuestros días.
Conviene pues reparar en una política de alianzas de tan largo recorrido, ya que ha sido una querencia tácita y expresa, en los medios del PCE-IU, y por ello consustancial al "régimen del 78". Aunque no sea baladí la diferencia de actitud del PSOE y el PCE al respecto, ya que mientras para los PSOE era cosa puntual e instrumental, y su escenario los gobiernos locales, para los PCE el asunto era estratégico, pues pensaban ir con los PSOE hasta el final de los tiempos. Y esto explica la persistencia del asunto.
El
telón de fondo de esta "unidad de la izquierda" fue,
obviamente, la derrota de las expectativas electorales del PCE en las
legislativas del 15 de junio de 1977, primero, que la dirección de
Carrillo achacó al "miedo" a votar comunista; algo
traumático para un partido que había sido el principal partido de
la lucha antifranquista, y que veía al PSOE que habían estado de
"vacaciones´" convertido en el principal partido de la
oposición. Cabía pensar en una remontada en las legislativas del 1
de marzo de 1979, pero el PCE no llegó a más de 23 escaños en el
Congreso de los diputados. Con ello cundió el desencanto y el
derrotismo provocado por el escaso reconocimiento electoral habido a
la lucha antifranquista; porque además del PCE había en España
otros partidos del área comunista que se batieron en los últimos
años de la dictadura, y que ni siquiera lograron en las urnas
acceder al arco parlamentario. Y eso contribuyó sin duda no solo a
verse como perdedores sino al comunismo como una causa perdida.
Firmado
Encarna Ruiz Galacho
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