El viernes 22 de enero ocurrió algo insólito en la política parlamentaria de este país: Podemos presentó en rueda de prensa una oferta de gobierno de coalición con el PSOE y un programa de medidas sociales y de plurinacionalidad del Estado, que dejaron noqueados a los esquemas mentales del viejo bipartidismo.
Rajoy y su conocida estrategia de la avestruz |
Por lo pronto puso en retirada a Mariano Rajoy, que rehuyó hasta mejor ocasión la investidura para formar gobierno. El que galleaba de partido más votado vino a decir: "No solo no tengo mayoría de votos a favor sino que tengo una mayoría de votos acreditados en contra".
( Y menos que te mereces, Rajoy, por liderar un partido antisocial que no es como dices "el partido de la recuperación" (económica"), sino el partido de la corrupción con todas las letras ).
La oferta de Podemos fue directa al grano y conforme a la proporcionalidad de los votos, situó a Pedro Sánchez de presidente del futuro gobierno, a Pablo Iglesias de vicepresidente, y ministrable a Alberto Garzón ( IU), junto a otros ministros más de carteras estratégicas, incluida la de plurinacionalidad a cargo del catalán Xavier Domenech.
la propuesta de Podemos incluiría en un posible gobierno a unidad popular. |
Se trataba con ello de ponerle caras a la alternativa, darle credibilidad al compromiso, y dejar claro no solo a dónde se va sino de dónde se viene: del movimiento soberanistas de Catalunya, de la movilización del 15-M, de las luchas contra los desahucios, los recortes sociales y la política de austeridad de la Troika y del Gobierno del PP y de los gobiernos autonómicos.
El emplazamiento de Podemos obliga, lógicamente, al PSOE a decir si quiere un gobierno de izquierda o de derecha. De hecho, al conocerla ese mismo día, Pedro Sánchez admitió estar gratamente sorprendido, pero enseguida empezaron sus "barones" no a ver el fondo sino las formas, que en lugar de audaces juzgaron irrespetuosas y arrogantes.
En realidad, detrás del teatrillo de agravios montado por la derecha del PSOE, lo que hay es el rechazo a un gobierno de izquierdas. Por eso, los "barones" y los "dinosaurios" del PSOE han venido barajando dos opciones: la "gran coalición" de PP, PSOE y Ciudadanos, que es lo que recetó la Troika desde el primer momento, los del IBEX 35 y demás "poderes fácticos".
¿Barones o caciques? |
Y conforme a esa "gran coalición" se repartieron PP y C's la mesa del Congreso, cuya presidencia cedieron al PSOE (Patxi López), que así esperan imponer sus trágalas y cacicadas contra Podemos y sus "confluencias" (negativa a los cuatro grupo parlamentarios y desplazamiento del grupo parlamentario al "gallinero" del hemiciclo.
El problema es que con "la gran coalición" se le ve mucho la oreja a la derecha del PSOE; tanto que, en algunos medios empresariales se piensa que esa fórmula de gobierno le dejaría todo el espacio de la oposición parlamentaria a Podemos; y huelga decir que los "poderes fácticos" prefieren al PSOE en el papel de oposición "respetable".
Así pues, ante el peligro del "sí se puede", los "dinosaurios" (Felipe Glez, Guerra, Rubalcaba, etc.) abogan por una segunda opción, la de dejar gobernar en minoría al PP y C's, con la abstención del PSOE.
Las dos opciones son de derechas y retratan a la perfección a la derecha burguesa del PSOE, la de las puertas giratorias y los privilegios; los mismos que no son ni serán de fácil digestión para la militancia y electorado de izquierda.
Porque son muchas las personas que, sintiéndose progresistas, de ningún modo verán con buenos ojos que sus dirigentes le hurten, por activa o por pasiva, la oportunidad del gobierno del cambio.
Fdo: Encarna Ruiz Galacho