miércoles, 24 de junio de 2015

DE NUEVO LA COMUNA DE PARÍS.

La Comuna de París fue un gobierno de trabajadores del último tercio del siglo XIX. A decir de algunos autores aquellos eran unos trabajadores similares al precariado que en este siglo XXI se está generalizando. Además el gobierno comunero era un gobierno plural surgido del movimiento insurreccional que siguió a la derrota de Napoleón III en la guerra franco-prusiana (1870-71), y un gobierno de corta duración, desde el 18 de marzo al 28 de mayo de 1871, al verse truncado por un final sangriento y sanguinario a manos de la reacción burguesa enemiga.



En sintonía con el enfoque marxista, la Comuna de París fue considerada la primera revolución del proletariado moderno, además de ser la única revolución de ese signo que Carlos Marx y Federico Engels conocieron en vida. Siendo así que el mejor análisis en vivo de la Comuna sería, justamente, el realizado por Carlos Marx en sus informes a la Asociación Internacional de Trabajadores, posteriormente recopilados en su obra, La guerra civil en Francia.

"La Comuna estaba formada - diría Marx- por los consejeros municipales elegidos por sufragio universal en los diversos distritos de la ciudad. Eran responsables y revocables en todo momento". Y más adelante: "Desde los miembros de la Comuna para abajo, todos los que desempeñaban cargos públicos debían desempeñarlos con salarios de obreros".

La democracia de la Comuna era el exponente de un gobierno republicano y de un "gobierno barato", tal como correspondía a "un gobierno del pueblo y para el pueblo".
Dicho lo cual, importa destacar el carácter avanzado de su democracia y de sus medidas que tanto alarmaron a sus enemigos y que hoy todavía siguen siendo difícilmente digeribles para las democracias liberales. Y más en la española donde cohabita con la antigualla de la monarquía, en cuanto "lastre normal y disfraz indispensable de la dominación de clase".

1) Medidas socio-económicas: supresión del trabajo nocturno en la panadería; prohibición de las multas a los obreros por los patronos con diversos pretextos, al objeto de mermar los salarios; moratoria sobre alquileres de viviendas, cancelación de deudas por ese motivo, y confiscación de viviendas vacías; entrega a las asociaciones obreras de los talleres y fábricas cerrados o abandonados por la huida o el boicot de sus propietarios; guarderías para los hijos de las obreras y pensión vitalicia a las esposas que se separaban de sus maridos.

2) Medidas políticas: supresión del servicio militar obligatorio; separación de iglesias y Estado; expropiación de los bienes de las iglesias; laicismo en la educación pública y obligatoria; y de fraternización con el trabajador extranjero.

3) La democracia de la Comuna consistía en: a) la elección de los consejeros municipales por sufragio universal; b) desempeño de sus cargos con salarios de obreros , y c) su revocabilidad, ya que ante la pérdida de confianza de sus electores podían ser depuestos.

Se trata por tanto de una corrección en toda regla de la democracia representativa liberal, en la que, como se sabe, los cargos electivos considerados representativos no se caracterizan por el lema zapatista de "mandar obedeciendo", pues en la relación burguesa de representantes y representados "los que mandan no obedecen y los que obedecen no mandan".

Queda por saber por qué los partidos políticos de inspiración marxista hicieron tan poco uso de los análisis de Marx, pero ese es otro cantar.

Firmado Encarna Ruiz Galacho.

miércoles, 17 de junio de 2015

"ECHARNOS SI NO HACEMOS LO QUE DIJIMOS"

Estas palabras de Ada Colau, dirigidas a la multitud congregada con motivo de su investidura, marcan sin duda el signo del nuevo tiempo que vivimos. Nunca habíamos oído decir a un cargo político electo apelar de forma tan rotunda a la soberanía popular, al mandato imperativo, a la revocabilidad y al "mandar obedeciendo". Por ejemplo, ninguna petición de crítica a los ciudadanos con la acción de gobierno se hizo en 1979, con motivo de los primeros comicios locales postfranquistas y el pacto de izquierda postelectoral, suscrito en aquella fecha por el PSOE y el PCE, ni tampoco en los decenios que siguieron. Hay que convenir, sin duda y por ello, en la talla moral de Ada Colau, la primera alcaldesa de Barcelona, en los últimos 36 años. Pues el vuelco electoral de Barcelona se inscribe, claro está, en el vuelco electoral de las grandes urbes.



A tenor de los datos, de las diez grandes ciudades del Estado español solo repiten alcalde Bilbao (PNV) y Málaga (PP), y de las capitales de provincia el PP gobernará 19 y el PSOE 17, pero ninguno de los dos lo hacen en las tres ciudades más importantes: Madrid, Barcelona y Valencia. En cuanto al poder institucional sobre las poblaciones urbanas mayores de 50.000 habitantes, tenemos que el PP pierde nada menos que el regimiento sobre 11 millones de ciudadanos, al reducirse a 4,9 millones el máximo de 16 millones de ciudadanos, que obtuvo en los anteriores comicios de hace cuatro años. Y eso que el auxilio de Ciudadanos ha evitado que no fuese más a pique el PP; lo prueba el que Mariano Rajoy recurriese a Rivera para que el PP pudiese retener las alcaldías de las 4 capitales de provincia de la Andalucía oriental. Pues al no tener mayoría absoluta, el barrido del PP ha sido cosa factible para los pactos postelectorales del PSOE y las candidaturas de izquierda, calificados por el malhumorado Rajoy de "excéntricos y sectarios".




Los pactos postelectorales han seguido en parte la línea pactista del 79, como en el caso del acuerdo del secretario general del PSOE y el coordinador general de IU para prestarse apoyo mutuo en 277 municipios; junto a esta línea tradicional ha destacado el nuevo paisaje de las candidaturas de unidad popular, alineadas con Podemos, dado que esta formación rehusó participar con su marca en los comicios locales, y luego abocados a mantener un toma y daca con el PSOE para mejorar posiciones y sacar alcaldías. Además, el hecho de que el apoyo al PSOE de las candidaturas emergentes no haya sido a cambio de sillones sino de exigencias en políticas sociales y transparencia en la acción de gobierno es algo nuevo en comparación con el pactismo del 79. Precisamente por ello, los dirigentes y voceros del PP, en su desplome, no han dejado de vituperar los pactos que le dejaban fuera de juego, y de amenazar con los males de la "radicalidad", frente a la "estabilidad" de los cementerios.



En definitiva, los gobiernos locales triunfantes de Barcelona, Madrid, Zaragoza, A Coruña, Cádiz, Zamora, Santiago, Badalona, Valencia, Ferrol.....tienen toda una serie de puntos nuevos en común: la defensa de los colectivos más desfavorecidos, mediante el impulso de planes de emergencia social, y la renta básica a la ciudadanía; la lucha contra los desahucios y por la solución habitacional; la auditoría de las cuentas municipales; la participación ciudadana; la moratoria urbanística frente a la especulación; austeridad en el desempeño de los cargos políticos y la rebaja de sueldos a la mitad y menos de lo que cobraban sus predecesores. Hay muchos más puntos, pero la garantía de su realización es, como advertía Ada Colau, la movilización ciudadana: "No volver a bajar los brazos. Creedme sí se puede". 

martes, 9 de junio de 2015

LA HUELGA DEL PRECARIADO DE TELEFÓNICA-MOVISTAR.

"El llamado "precariado" ha desplazado al "proletariado" tradicional. En caso de haber algún movimiento revolucionario en nuestra época...será el precariado problemático y desorganizado el que la realice". (D. Harvey: Ciudades Rebeldes).

La huelga de los trabajadores técnicos de las contratas, subcontratas y (falsos)autónomos de esta multinacional comenzó el 28 de marzo en Madrid, a través de los sindicatos AST, CGT y Co.bas, y el día 7 de abril se extendió a toda España. El detonante de la huelga ha sido la insoportable explotación que supone el nuevo "contrato bucle", que renueva Movistar con las contratas cada 3 años y con el que un empleado de subcontrata difícilmente alcanza los 800 euros mensuales sin pagas ni vacaciones.



La cadena de la explotación laboral a la que están sometidos se desprende de lo que sigue: Telefónica paga 18 euros por una instalación a una contrata directa, la cual a su vez, paga 11 euros por esa misma instalación a una subcontrata, y que ésta acaba pagando 6 euros al llamado trabajador autónomo. Estos trabajadores tienen contratos de 2 horas y de 4 horas, pero trabajan hasta 10-12 horas, y 7 días a la semana. Así, una de las contratas directas de Movistar sirve de pauta de las demás, pues la tal cuenta solo con 10 técnicos propios y con más de 600 trabajadores subcontratados. La empresa paga al trabajador y cotiza por él las 2 o 4 horas contratadas y el resto lo paga en negro, cometiendo así un fraude doble: a la Seguridad Social y a Hacienda, un fraude archiconocido. En el caso de un contrato de 4 horas diarias, son los trabajadores los que pagan a su jefe 300 euros al mes para que éste le pague la seguridad social. O sea que los 800 euros de que hablábamos se pueden quedar en la mitad.


Naturalmente, hay quienes, a la vista de la situación, recuerdan los buenos tiempos, cuando Telefónica era una empresa pública que monopolizaba el sector, y que privatizó en 1994 el gobierno del PSOE de Felipe González, primero, y por eso el mayor responsable, y el Partido Popular, que dos años después remató la operación. A esto se unió la llamada "externalización productiva", encargada de reducir la plantilla fija, poniendo la precarización bestial allí donde hubo trabajo fijo y mejor retribuido.

Actualmente, estos trabajadores precarizados llevan el carné y el uniforme azul de Movistar, que se pagan de su bolsillo, al igual que el equipo para instalar ADSL y fibra óptica, o para efectuar reparaciones, además del desplazamiento, el control médico obligatorio y hasta algunos cursos que pueden llegar a costar 450 euros, aparte de estar sujetos a los descuentos por sanciones.

El 5 de mayo las contratas, subcontratas y autónomos de Telefónica fueron recibidos en el Parlamento Europeo por los eurodiputados de Podemos y tuvieron la oportunidad de trasladar su lucha y problemática a dicha institución. En paralelo, los sindicatos CCOO y UGT firmaban un acuerdo con la patronal de las diez contratas directas (Abentel, Cobra, Comfica, Cotrónic, Dominion, Eleccior, Montlnor, Teleco, Lyteica y Networks) que contenía algún aspecto positivo, pero que no da satisfacción a los puntos básicos que motivan esta huelga indefinida, como es la derogación del nuevo "contrato en Bucle" con cuyo rechazo masivo dio comienzo.

Otro logro importante ha sido el que días antes de la pasada jornada electoral, el 20 de mayo, Ada Colau, y otros candidatos municipales de izquierda firmaran el llamado "Compromiso de las Escaleras" con el comité de huelga. En este documento se comprometen a "suspender, revertir y no renovar" ninguna contratación pública de servicios con Movistar ni cualquier otra empresa, que no garantice a sus trabajadores directos o subcontratados unas condiciones de trabajo y salario dignas, tales como la jornada máxima de 40 horas semanales y 2 días de descanso, y a igual trabajo igual salario. A renglón seguido los firmantes emplazaron a las izquierdas de Catalunya y del resto del Estado Español a suscribir este documento de lucha contra el precariado.

La Coordinadora Estatal de las Asambleas de Trabajadores de contratas, subcontratas y autónomos de Movistar en huelga indefinida plantearon :

  1. Suspender temporalmente la huelga si Telefónica y las Contratas aceptaban la retirada del actual contrato en Bucle.
  2. Apertura de una mesa de negociación estatal con representación de los asambleas de trabajadores en huelga y cuyo punto de partida fuese el acuerdo suscrito por CCOO y UGT con las empresas de contratas.
  3. Garantía de no represión y de no sustitución de los trabajadores en huelga. Pero las patronales no darán su brazo a torcer si la solidaridad de trabajadores y usuarios con esta lucha ejemplar no le obliga a ello.  
                                                                                          
                                                                                         Firmado: Encarna R. Galacho


miércoles, 3 de junio de 2015

UNA LECTURA DE LOS RESULTADOS DEL 24-M

Los comicios del 24 de mayo (locales y autonómicos en trece de las diecisiete comunidades autónomas) no fueron de infarto pero sí de quiebra del bipartidismo de PP y PSOE, que descienden del 71,3% de los votos en 2007 al 52% en 2015. Cabe esperar por tanto que siga la tendencia a barrerlos prosiga en las elecciones generales del próximo mes de noviembre. PP y PSOE pierden, en valores absolutos, 3,3 millones de votos, de los que corresponden al PP 2,4 millones, aunque siga siendo el partido más votado, a nivel municipal y autonómico, y supere en 400.00 votos al PSOE; y obviamente el efecto de la quiebra signifique que la derecha se encuentra dividida, y con Mariano Rajoy, como presidente del partido PP y del Gobierno en las cuerdas, carente de legitimidad. Por ello, el invento de Ciudadanos, el "partido pijo" espera su turno, para servir de recambio al PP y de comodín si se tercia al PSOE.



Porque aunque se note menos, el PSOE también ha recibido un buen varapalo al perder 775.000 votos y retroceder en las grandes ciudades; pero los socialistas cuentan con más margen de maniobra que los del PP para gobernar sin mayoría absoluta, debido a que todavía en el electorado hay franjas, no sabemos si crédulas con la "O" de obrero, que lo consideran progresista y menos corrupto, pese a que la jueza Alaya ha sentado en el banquillo de los imputados a buena parte de la plana mayor de la Junta de Andalucía.

El PP ha perdido plazas emblemáticas en las que llevaba más de 20 años gobernando, caso de Madrid, en cuyo Ayuntamiento llevaba la friolera de 24 años. Y esperemos que lo desaloje al fin la candidatura de confluencia o de unidad popular Ahora Madrid, encabezada por Manuela Carmena y apoyada por Podemos; igual ocurre en Barcelona, donde triunfó la candidatura liderada por Ada Colau y en otras ciudades, caso de Cádiz, A Coruña y Zaragoza.



Además de canalizar estos éxitos del municipalismo, Podemos entra en los 13 parlamentos que estaban en juego, si bien en calidad de tercera fuerza, y obtiene los mejores resultados en las autonómicas de Madrid, Asturias, Aragón y Baleares. De manera que si en las autonómicas andaluzas obtuvo el 14,8% en los de 24-M la horquilla estaría entre el 15-20%.

Otra cuestión es que Izquierda Unida se desploma en las autonómicas, saliendo de los cuatro parlamentos regionales de los 8 donde tenía representación; sale de los de Madrid, Murcia, Valencia y Extremadura y se queda con 1 diputado en Aragón, otro en Castilla-León, 2 en Navarra y 5 en Asturias. Los resultados son mejores a nivel municipal, donde solo pierde 400.000 votos y obtiene 2.214 concejales, situándose como 4ª fuerza a nivel estatal. Sin olvidar las candidaturas de confluencia donde logra mejorar resultados, siendo esta la perspectiva de supervivencia más empírica a ojos vista.


Pero si Podemos, con apenas dos años de vida, ha llegado mucho más lejos que IU en toda su larga trayectoria, no estaría mal que tomaran nota de sus aciertos y de sus errores: por el lado de Podemos conviene corregir la tendencia juvenil a creer que el monte es orégano, y por el lado de IU procede enfrentarse a la realidad pura y dura. Porque si en la Gran Recesión que atravesamos IU no ha ido más allá del 6% de los votos, conviene pensar que algo viene fallando. En el caso de las autonómicas, parece claro que el electorado ha rechazado que sus votos sirvan de muleta al PSOE, caso de Andalucía, o que sirvan para dejar que gobierne el PP, caso de Extremadura.


Para terminar, hay que saludar que Podemos haya puesto en primer plano el mensaje de lucha contra los privilegios y los vicios de la vieja clase política, empezando por las reducciones sustanciales de sueldos a los cargos públicos y la reducción al 50% de sus asesores de partido y de personal de confianza. Y esto en la línea del cambio que ha de hacerse a favor de un gobierno barato e insobornable, en sintonía con la decencia y la identidad de una izquierda genuina. 

firmado: Encarna R.Galacho

lunes, 1 de junio de 2015

EL TIEMPO NUEVO EN LUCHA CONTRA LO VIEJO

Iniciamos este blog alentados por el tiempo nuevo que sacude al Estado español a escala política y social, y que ha surgido en respuesta a un cataclismo institucional, en el que está incurso la quiebra del bipartidismo imperfecto del régimen de 1978. 

En respuesta, en primer lugar, a la fiereza de la crisis económica y de las políticas neoliberales que han castigado sin piedad a la clase trabajadora y a sus capas más vulnerables; en segundo lugar, a la corrupción de la clase política tradicional, encabezada por el Partido Popular, y exponente de la descomposición del bipartidismo del ya viejo régimen de 1978 y su testa coronada. Frente a tanta prevaricación, estafa, fraude, y pestilencia del statu quo, del orden establecido por los poderes fácticos, se levantó hace cuatro años el impresionante movimiento del 15-M, dando el grito de lucha y de ruptura democrática contra la pasividad y la resignación que se expandió por las calles y plazas. 
   

Al punto que desde entonces no ha cesado el crecimiento de las movilizaciones a los recortes sociales y desahucios de viviendas, a las que siguieron las convocatorias multitudinarias en la capital de España, por parte de plataformas, como las del Frente Cívico-Somos Mayoría, rebasando el papel movilizador que antaño desempeñaron los sindicatos CCOO y UGT. Más aún, de esa formidable sacudida política y social, surgió un partido nuevo, Podemos, en el que tantas expectativas se han depositado. Tantas que el olfato de lucha de clases que tiene la derecha española para estos casos, no solo empujó a la patronal de la banca y las multinacionales a crear la marca Ciudadanos, sino a vociferar por un frente anti-Podemos, tras la más que merecida debacle del Partido Popular en los recientes comicios locales y autonómicos del 24-M.




Vivimos una coyuntura inédita y con ella la oportunidad de que la lucha de lo nuevo contra lo viejo, llevada consecuentemente, conduzca a los cambios reales y positivos en la vida social y personal. En esta oportunidad de cambio interviene, sin duda, el relevo generacional, que representan los jóvenes conscientes y justamente airados, pero la gran transformación necesita del conjunto de la población indignada y dispuesta a hacer causa común en las alianzas sociales intergeneracionales que miran al porvenir. 

Las grandes ciudades están siendo el motor de cambio, conforme a las mejores tradiciones de la izquierda de combate, y al ciclo de lucha abierto por las plazas del 15-M y las movilizaciones subsiguientes. Por ello al calor de los acontecimientos cabe que nos recomendemos la lectura del libro "Ciudades Rebeldes" de David Harvey.