viernes, 9 de septiembre de 2016

¿ Y DESPUÉS DEL NO A RAJOY?

El No a la investidura de Rajoy como presidente de Gobierno mantenido por el secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, pese a las muchas presiones recibidas, ha sido de los más elogiado en los medios de izquierda. Aunque, visto lo visto en su partido, era la opción más ventajosa para su persona y la de su equipo, que son todo un poema.

Obviamente,  con el No a Rajoy, se ha desquitado Sánchez de  la investidura fallida que protagonizó con Rivera, o sea, la derecha del IBEX 35. Al parecer, Sánchez se había metido bastante en su papel  de presunto presidente de gobierno, y prometido a Albert  Rivera, en secreto, que sería vicepresidente. Aunque de cara a la galería uno y otro decían que no le preocupaban los sillones sino los españoles. ¡Y un mojón!

Sánchez es un secretario general en tenguerengue, sin correlación de fuerza a su favor y toda su estrategia estriba en ganar tiempo. Es un caballo perdedor,  que ha llevado al PSOE a los mínimos en votos y escaños; pero, en lugar de dimitir del cargo ante los malos resultados,  ya dice mucho del sujeto que resiste como gato panza arriba.

Los barones regionales del PSOE, los contrarios a " la España rota", que así entienden la autodeterminación de los pueblos y el derecho a decidir, le prohibieron  a Sánchez la coalición con Unidos Podemos. Entonces  barajaban "la gran coalición" de PP, PSOE y C´s como fórmula de gobierno.
Luego, temiendo dejarle todo el terreno de la oposición a Unidos Podemos, optaron por  la investidura de  Rajoy,  coaligado con un Rivera disponible por España y los españoles,  como lo están los capitostes del IBEX 35.  
No hace mucho Ciudadanos  hacía ascos de Mariano y pedía al PP un sustituto, porque decían ser un partido de regeneración de la derecha.  Por eso a alegan que 100 de las  medidas que han firmado con Rajoy  las firmaron antes con Sánchez.  
Claro está que  a los barones del PSOE le salió mal la jugada; dejaron para después, de asegurar el gobierno de Rajoy, la convocatoria del Comité Federal y allí liquidar por fin a Sánchez. Y ahora se encuentran con que ni hay gobierno ni pueden cambiar de caballo ante las elecciones  en Galicia y el País Vasco.
Los barones más locuaces apostaban por dejar gobernar a Rajoy,  y  otros que el PSOE se abstuviera, imponiendo al PP unas duras exigencias. Incluso Felipe González propuso que el PP apartara a Rajoy y pusiera a otro en su lugar, y a lo cual le siguió un editorial del diario El País -el antaño BOE del Régimen del 78- pidiendo que se fueran Rajoy y Sánchez. Más claro imposible.

Rajoy al mando de un partido podrido hasta las trancas, sigue haciendo de las suyas, como presidente en funciones; y aprovecha para colocar en el Banco Mundial a su ex ministro J.M. Soria, dimitido por fraude fiscal y mentiroso, un amiguete, del que dice ser buen funcionario que ha reingresado en la Administración (¡¡¡) . Y ya me dirán si un hombre que dice cosas así puede regir los destinos de un país medianamente decente.

Sánchez, por su parte, quería seguir con el teatrillo de marear la perdiz. Pero no por mucho tiempo, porque Susana Díaz, la lideresa andaluza que estaba missing, salió a  desvelar el secreto a voces: nada de gobernar el PSOE con Unidos Podemos. O sea, o gobierno del PP o terceras elecciones, en la que esperan acabar con el fenómeno Podemos. Que España les importa un bledo.
  
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